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»Alza tus ojos a las alturas,
y ve si hay algún lugar donde no te hayas prostituido.
Junto a los caminos te sentabas para ellos
como un árabe en el desierto,
y con tus fornicaciones y tu maldad
has contaminado la tierra.
Por esta causa las aguas fueron detenidas
y faltó la lluvia tardía.
Te has mostrado como una prostituta,
y no has querido avergonzarte.
¿Acaso no me llamas ahora mismo
Padre mío, y Guía de mi juventud?

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